…Y de pronto llegó como una verdadera bendición divina, la querellante de
la Iglesia Inmaculada Concepción de Vitacura esbozó un par de tímidas
palabras donde expresaba que no se le dio la palabra, que no pudo repetir
las acusaciones de la Fiscalía. La resolución ya estaba dictada: arresto
domiciliario, pero tras esta intervención celestial se habría viciado toda
la audiencia, nuestros querellantes y la fiscalía se extasían anulando la
resolución como también inhabilitando a la jueza.
Así se produjo un nuevo milagro jurídico ante la posibilidad de estar
fuera de las fauces del sistema penitenciario, la “alegría” solo duró
segundos. Esto me ha remecido de tal forma que he puesto en duda hasta mi
creencia en Dios (que ya era inexistente).
Fernández Huidobro, preso tupamaro desde las mazmorras uruguayas creo que
no podía haberlo expresado de mejor forma y sus palabras adquieren un
sentido preciso en estos momentos:
“Hay casualidades del azar tan feroces…tiene tal perseverancia la mala
suerte…como para no creer más en ella –que siempre es inocente- y creer
sin duda en Dios, en la existencia de Dios, un Dios travieso, malvado,
hijo de una gran puta”.
Así se fijó una nueva audiencia donde se volverá a revisar nuestro castigo
preventivo. Mención aparte se merece la disposición actoral de aquel
proceso teatral.
El primero en intervenir es el abogado defensor –que se le suele pedir
consistencia y síntesis- luego viene la fiscalía y los querellantes. Un
grupo de fiscales expone sus “argumentos-fantasías”, se turnan entre
ellos, luego vienen los querellantes (que son alrededor de 8, entre ellos
en Ministerio del Interior, el Consejo de Defensa del Estado, iglesias,
bancos, empresas varias y hoteles) los cuales también exponen toda clase
de pruebas o algunos sencillamente “adhieren” a la investigación de la
Fiscalía. No siempre van todos, no siempre van los mismos. En este
escenario decide el juez.
Claramente los tiempos son groseramente desequilibrados, así mientras
nuestra defensa tiene alrededor de 30 minutos, cada sujeto de la parte
acusatoria tiene el mismo plazo, los acusadores logran falsear, mentir e
incluso contradecir a informes policiales ya que a la defensa no se le da
espacio a réplica alguna.
Pero la justicia es su justicia, ellos se atribuyen el derecho de decidir
sobre otros y de aplicar toda su brutalidad sobre los procesados, lógicas
que para mí son inentendibles y que algún día serán recordadas como
horrores de tiempos pasados.
Hoy lunes 7 de febrero: allanamientos, las esposas, el chaleco de
seguridad, el enjambre de carceleros que nos rodea, unos segundos viendo
el cielo sin rejas, el camino por el túnel de seguridad y recordar que
esta cárcel está adentro de otra cárcel y a su vez de un complejo
entramado de castigo.
Luego las caras de amigos y familiares, el show de fantasías y
suposiciones sobre supuestos, pesadillas terroristas, palabras explosivas
y mentiras (…muchas mentiras). Pero esta vez incluyó insultos!! (y no
precisamente los que la prensa mostró para seguir ilegalizando a los
solidarios que asistieron). Decirle q un antiautoritario que es un
subordinado es un insulto, que obedece ordenes es un insulto, que
participa en organizaciones jerárquicas es un insulto y yo no voy a
aceptar ese insulto.
Mi espíritu encuentra despreciables las lógicas de autoridad y me he
esforzado por erradicarlas de mi vida, de mis opciones. Veo que para los
acusadores aquellas palabras no representan mucho, con ellas se observan e
identifican a sí mismos, pero para mí no es más que un insulto y de los
peores, de los más bajos.
Hoy también debutaron aquello que se rumoreaba hace tantos meses: testigos
secretos, la joyita de la 18.314 (tanto así que se le dedica más de la
mitad de dicha legislación) y tan vergonzosamente conocidos en el sur.
Llenaron páginas y páginas con mentiras mientras reciben suculentos
sueldos para garantizar su “protección”, así deliraban con visiones de
extintores, decenas de extintores, por todas partes, de todas las formas y
en todos los lugares (dichos elementos solo existen en las declaraciones,
ya que nunca han encontrado nada similar en los continuos allanamientos).
Finalmente la parte querellante señaló que “nuestra ideología” representa
en sí misma un peligro para la sociedad…y aún balbucean que esta no es una
persecución a las ideas. Pero esto innegablemente es una investigación, un
proceso, un juicio y una prisión política.
Nuevamente atravieso las innumerables rejas, llego y el carcelero del piso
me recibe con una sonrisa que se transforma en carcajada ante mi situación
judicial, nos enfrentamos en una breve discusión sin sentido y absurda
–como todo en la cárcel- la celda se cierra, él se aleja a risotadas y yo
quedo insultando a la vida. Su insignificancia vuelve a quedar de
manifiesto en aquellos gestos.
Pero también hay noticias buenas, muy buenas: hoy una celda quedó vacía,
¡¡un compa logró salir a la calle!! (aunque sea un par de días antes que
apelen).
Bueno amigos, desconocidos, perseguidores, compañeros, familia y
perseguidos, así han estado las cosas por estos lados y así las he
vivido…yo acá bien y con el ánimo siempre en guardia. Un saludo en
revuelta y con la frente siempre en alto con indomable cariño para quienes
se lo merezcan.
Felipe Guerra * Preso Político Antiautoritario * SMS-CAS*
7 de febrero 2011
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